Era una construcción, los maestros me vieron acercarme a ellos desde lejos, desconfiados, mientras yo sostenía mi cámara lo más visible posible. ¿Quiere sacar fotos? Pensaron mientras entrecerraban los ojos. «Tranquilos, soy dibujante» les respondí, como si comúnmente sirviera de algo. En esta ocasión ayudó.
«¿Puedo sacar fotos?» dije mientras levantaba aún más la cámara. Me sonrieron condescendientes, dando a entender que de verdad no les importaba. Apuntaron a unas universitarias mientras recorría la «compactadora manual«, ellas deberían llamar mi atención, querían decirme, pero fue mi turno de sonreírles amablemente.
La sopaipilla se enfriaba sobre la máquina, bolsas de cemento y una pala bien equilibrada esperaban a que terminaran su almuerzo mientras posaban para mi, entonces un poco más allá estaba el bidón metálico, caminé entonces hacia él, y sin que me vieran sonreí por segunda vez.