La primera vez que le pedí posar a mi abuelo, no quiso y le tuve que sacar unas fotos un poco de mala gana. En esta segunda –o tercera– ocasión llegué a su casa mientras él estaba en el patio, trabajando en un nuevo invernadero, entonces le pedí si podía posar, y para mi sorpresa no tuvo mayores problemas, me permitió sacarle algunas fotos mientras trabajaba en el patio… hacía un buen día en Punta Arenas.
Creo que cree más en la pintura. Mi abuela falleció este año y cada vez que él pasa cerca de un cuadro que hice de las manos de ella, se detiene un segundo a hacerles cariño, y yo no puedo pensar en un mejor cumplido a una pintura, de algún modo pesan, representan mucho más que una fotografía.
Ayer llegué a mi departamento, trabajé en otra pintura, la dejé descansar y luego decidí hacer una primera capa de este cuadro… para mi sorpresa lo terminé en la misma noche. Pensé en que podría hacer varias capas, trabajar los detalles y las arrugas, pero todo salió muy rápido, muy suelto. Y quiero dejarlo así, simple, suelto, austero.