Zigzaguee por varias calles en camino a Estación Central donde lo que más llamó mi atención fueron las vitrinas, pensé que podrían ser una buena serie a futuro, pero solo seguí con el recorrido.
Caminé varias cuadras mirando los objetos en la vereda –muchas tiendas ponen sus productos más grandes en la vereda–, alternando mi atención con las vitrinas, de izquierda a derecha de derecha a izquierda, de un lado de la calle al otro traté de rastrillar todo lo que había en el camino. Todo lo que encontré interesante (para comprar) y me prometí recordar, ya lo olvidé, pero recuerdo el toldo…
Tengo una distancia natural con los toldos, todos ellos, los reconozco e ignoro armados, pero los desconocía plegados. La tela me pareció mas gruesa y pesada de lo que pensaba, el brillo opaco y la estructura ordenada. Me pareció pintado sería inesperado pero familiar –hay una tradición de pintar telas en el arte–, algo aburrido en las patas (que dejé para el último) pero sin duda entretenido arriba. Le saqué una foto y seguí con las vitrinas.