Esta pintura la considero un gran avance en relación a las anteriores, me sentí muchísimo mas cómodo y en control al realizarla, pudiendo realizarla en un día con mucha soltura y un muy buen «gesto».
Normalmente estos pequeños saltos –que he dado– tienen relación con algún cambio en el procedimiento –nuevos pinceles, nuevas pinturas, etc– que me permiten cambiar las condiciones en las que pinto o dibujo, y esta vez no fue diferente:
Adquirí nuevas luces; éstas son mucho mas parejas, tengo más control sobre ellas, e incluso (lo mas importante) la temperatura de la luz puedo regularla y utilizar un blanco neutro que no afecta el cómo veo los colores.
La otra diferencia importante fue (re)estirar las telas sobre las que estaba pintando, que no estaban lo suficientemente tensas, asunto que me arrastraba a un conjunto de pequeñas molestias que pretendía ignorar, pero que en esta ocasión de verdad desaparecieron.
Y por último cambié el medium del óleo, de uno semi pastoso, a uno mas tradicional, mucho mas líquido que me dio una flexibilidad que estaba algo perdida.
Lo curioso de estos cambios es que en algún momento el medium pastoso fue la solución ideal cuando estaba comenzando con el óleo, ya que me ayudó a entrar en la pintura, pero que con el tiempo ya se había vuelto obsoleto para mi forma de pintar… Lo que quiero decir es que uno entra el lugares cómodos, dados por la costumbre, pero el poder replantearse la forma en que uno trabaja es lo que te despierta y sacude de algo, que de otro modo se volvería monótono.