Este óleo es el primero que realizo sobre tela y sobre un “matado de tela” (un color base), todos los anteriores los había realizado, ya sea sobre papel o cartón entelado, siempre crudo. Y tal como en las ocasiones anteriores, el cambio de sustrato hizo una gran diferencia para mi. El color se deslizaba muchísimo mejor, que por ejemplo el papel, y esto ayudó a que quisiera trabajar siempre con una pincelada gruesa, sin recurrir nunca los pinceles mas delgados.
Las nubes es un “tema” que me interesa, precisamente por lo “atemático“ del motivo, y por sus infinitas variaciones dentro de lo formal, aún así creo que esta es la primera vez que siento que di con la materialidad espesa del blanco, algo que –por ejemplo– con la acuarela no puedo dar.
Lo curioso en este caso estuvo en que terminé la tela de forma prematura. Normalmente sé bien cuando termino un dibujo/cuadro pero en este caso fue cuando me paré a ver las nubes desde lejos, que vi que funcionaban, que se armaban mucho mejor de lo que me propuse, y es ese momento sólo tuve que parar de pintar.