Inevitablemente luego de terminar la serie de 12 pequeños retratos que fueron vendidos por 4 libras cada uno, me pareció inevitable cerrar esa serie de pinturas con un tríptico que básicamente respondiera la pregunta… quién era quien recibía las 4 libras originalmente?
Para este tríptico trabajé con tres imágenes del archivo fotográfico de Julius Popper, el más prolífico y famoso asesino de indígenas patagónicos, quién en 1886 documentó fotográficamente una de sus excursiones por Tierra del Fuego. De ese archivo fotográfico, de más de 30 imágenes, seleccioné tres en la que se le muestra junto con los cuerpos de indígenas asesinados, y para componer mi pintura, extendí el cielo fuera del en cuadre original de las imágenes de archivo. Básicamente tratando de explorar la idea del paisaje desde un punto de vista no tradicional: El paisaje como testigo mudo de los eventos humanos, he ahí el título “el cielo como testigo”.
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