De una manera similar a la pieza reciente “Laocoonte y sus hijos”, me pareció interesante y juguetón, rehacer una de mis piezas favoritas: una escultura clásica griega, el Fauno Barberini.
Quise “apropiarme” del original mezclando la idea del antiguo «Fauno» con la de los actuales «Furry» y en el camino exacerbar el erotismo de la pieza transformando la embriaguez del “Fauno” original en la excitación del “Furry” de mi versión, remarcando la propia historia de transformación de la escultura.
Verás: en la pieza original -que es una copia romana del siglo I a.C. de un original griego en bronce del siglo III a.C.-, el personaje se encuentra profundamente dormido producto de su borrachera. Pero que en una restauración al mármol romano realizada en el siglo XVIII se terminó por modificar la pose de la pierna derecha del personaje, a una posición flectada mucho más elevada que en su postura original, detalle que terminó por transformar el sentido original de la obra, pasando de sueño y embriaguez en una de lascividad y provocación sexual.
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