Por varios motivos no estoy del todo satisfecho con el dibujo de hoy, el cual –comparativamente– se ve disminuido, más torpe y estático que por ejemplo el dibujo de ayer.
Y creo que finalmente aquello que acarrea mi insatisfacción tiene como origen el que ha sido el verdadero enemigo de este proyecto: el tiempo.
La falta de tiempo ha provocado muchas veces la necesidad de apurar los dibujos, y resolverlos rápidos, pero el principal inconveniente es el tener sólo una oportunidad. No es solamente no cometer errores en el dibujo, sino simplemente comprometerse con el primer dibujo que se haga –que implica una importante inversión de tiempo, que es imposible hacer dos veces–, por ello la gran mayoría de las veces es como un disparo en la oscuridad, que si o si hay que acertar.
Es por ello que algunas veces uno necesita «calentar la mano», probar un par de veces, equivocarse, hasta que se encuentra la estructura, ya que lo más delicado del dibujo es ese primer boceto que hace de estructura, que es lo que tiene que quedar suelto y grácil, pero es tan sutil, que es lo más difícil de encontrar.